domingo, 22 de febrero de 2009

libros. La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz: Literatura Pulitzer


Que conste que he leído La maravillosa vida breve de Oscar Wao bastante ajeno al prejuicio que me suele causar la etiqueta, sobre la portada de cualquier libro, proclamando "ganadora del prestigioso Premio Pulitzer". Y es que, en mi caso, el Pulitzer suele tirar de mis extremidades en dos direcciones opuestas: 1. El paraíso lector. Es decir: Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, de Michael Chabon; o 2. El infierno literario. Para los que no sepan mi aversión a este libro: Middlesex, de Jeffrey Eugenides. A partir de aquí, que nadie me malinterprete: estoy hablando desde mi ignorancia. Pero es que basta la lectura de estos dos libros para adivinar el patrón que necesita tu libro para llevarte el galardón a tu casa:
  • Recorrido histórico profusamente documentado.
  • Presencia de la inmigración. Si ambientas parte del recorrido histórico en un país del que provienen gran parte de los inmigrantes estadounidenses, sumas más puntos.
  • Presencia de flash-backs omniscientes, por mucho que el punto de vista del libro no los aguante. Pero es que, de alguna forma u otra tienes que dar a entender al lector las horas y horas que te has pasado en bibliotecas y/o charlando con parientes lejanos.
La maravillosa vida breve de Oscar Wao contiene estos tres puntos, evidentemente. Y, pese a no llegar a las cotas de infamia de Middlesex, debo decir que tampoco alcanza (ni de lejos), las excelencias sublimes del libro de Chabon. Para empezar, por los problemas del punto de vista: al multiplicarse las voces, no sólo acabas con cierto cacao mental (es lo que tiene ir saltando adelante y atrás en el tiempo mediante flash-backs de 80 páginas: que al volver al presente tienes que hacer un gran esfuerzo por recordar qué está pasando), sino que corres el riesgo de dejarte algo importante por el camino. Porque supongo que Díaz lo habrá hecho a posta, pero hay cierto agujero negro en la trama de La maravillosa vida breve de Oscar Wao que debería ser imperdonable a los ojos de cualquier lector: en vez de explicar el pasado remoto de los ancestros de Oscar, ¿qué tal explicar algo de su padre (figura ausente... repito, puede que deliveradamente, pero eso no exime la sensación final de cierto fraude narrativo).

Pero, como afirmaba en un principio, la novela de Junot Díaz está muy lejos del terrorismo literario (en el mal sentido del término) de Eugenides. El arranque de La maravillosa vida breve de Oscar Wao es, simplemente, sublime. Puede que por ello la novela se resienta hacia su ecuador, al no conseguir aguantar el nivel. El punto de partida es delicioso: ¿explicar la historia de un país, la República Dominicana, rebajando (o alzando, depende de cómo se mire) la voz narrativa al nivel de un freak de los cómics, el rol y la ciencia ficción? Tremendo. Encontrar símiles históricos que recurran a los Nazgul tolkianos es, simple y llanamente, un placer nada culpable. Además, Díaz consigue trenzar hábilmente esta indagación historicista con la triste historia de Oscar Wao, su familia y el terrible fukú (maldición) que les persigue. Ya se sabe cómo son estas historias por y para freaks: empiezan haciendo que te partas de risa y acaban dejando al descubierto la tragedia de un personaje desconectado de la realidad, amargado en su poca pericia social y vital. En definitiva, La maravillosa vida breve de Oscar Wao es una novela notable, rozando lo excelente, pero lastrada por una indefinición de voces narrativas que acaban desenfocando la trama. Pese a ello, es escalofriante pensar lo que puede conseguir Junot Díaz si perfila las bondades descubiertas en este libro. No sólo tiene mi voto de confianza: también tiene un fan en potencia.


2 comentarios:

Carlos Castillo dijo...

Qué buena reseña. Lo leí el pasado fin de semana y simplemente añado que estoy de acuerdo en todo lo que has escrito. Las primeras 100 páginas son perfectas, aguantar ese nivel era imposible. Aún así, gran novela :)

Margaritas a los cerdos dijo...

La reseña es muy buena, pero lamento discrepar. A mí el libro me provocó unas náuseas profundas de las que aún hoy me estoy recuperando... Un rollo macabeo, vaya.