viernes, 26 de septiembre de 2008

tv series. 2 motivos por los que no me gusta The Sopranos y 1 motivo por el que sí


1. Coherencia y progresión de personajes. Por pasos: entendo que la gracia del personaje de Toni Soprano reside en su incoherencia, en su incapacidad acatar las pautas de normalidad, moralidad y normas sociales que nos guían al resto de los mortales. Pero siete temporadas (porque son siete, y no seis y media) es pasarse. Y más si tenemos en cuenta que la otra gracia de la serie es esa terapia totalmente inefectiva, por mucho que al final te salgan con la excusa de que este tipo de tratamientos psicológicos en pacientes como Mr. Soprano lo único que hacen es reafirmar sus tendencias sociopáticas. Lo siento, pera a esas alturas ya me da igual: que Toni se cargue a gente de forma aleatoria (bueno, con esa aleatoreidad que por aquí solemos llamar "golpes de guión" o "porque al guionista le conviene") me toca la moral. Por no decir las pelotas. Y la incoherencia no se reduce al protagonista: los demás personajes no sólo aparecen y desaparecen de forma alarmante, sino que sus actuaciones están dictadas por lo que interesa a los guionistas (alianzas, traiciones, etc) y no porque obedezcan a una progresión interna del caracter. ¿Que los creadores de la serie están intentando translucir la imprevisibilida del mundillo de La Mafia? Me la suda. Podrían haberlo hecho "a través" de los personajes y no "utilizando" a los mismos. Mencionar las dos únicas excepciones: Adriana (ejem) y Carmela (que, no nos engañemos, debería ser la verdadera prota de la serie).

2. Pericia narrativa. Porque todos hemos visto Shortcuts y Magnolia, así que estamos totalmente acostumbrados a las tramas paralelas. Vamos: que somos capaces de asimilar arcos argumentales simultáneas que progresan de forma paralela. Entonces, ¿por qué parece que la serie funcione a base de capítulos monográficos? Hay capítulos centrados en determinados carácteres que después se pasan media temporada sin volver a aparecer. Parece que aunque nosotros somos capaces de asimilar varias tramas, los guionistas son incapaces de dosificar los diferentes arcos argumentales en un mismo capítulo. A esto, en mi pueblo, se le llama no tener ningún tipo de pericia a la hora de abordar el arte de la narración. Y sí, en mi pueblo tampoco le damos Globos de Oro a series sin pericia narrativa.


3. Toni Soprano / James Gandolfini. Muy bien: el personaje es un absoluto bluff. Pero eso no quita que, durante las dos primeras temporadas, te quedes absolutamente enganchado a la pantalla. Porque parece que Gandolfini ha encontrado el papel de su vida (que le costará quitarse de encima, por cierto) y lo exprime de forma sublime hasta donde dan los limitados guiones. Y porque tiene mucho morbo, para qué lo vamos a negar.

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