domingo, 14 de septiembre de 2008

cómic. Lost Girls, porque a todos nos gusta el porno (con cohartada)


Vayamos a por las cohartadas. Para empezar, el guión de Lost Girls está firmado por uno de los grandes nombres del panorama comiquero: Alan Moore (Watchmen, From Hell). Además, el dibujo de Melinda Gebbie (esposa de Moore) es del todo menos obsceno: en determinados momentos la cohartada cultural llega a tal extremo que el trazo de Gebbie mimetiza el de Egon Schiele y otros pintores. A esta capacidad de fusilar referencias visuales se le suma la fardada de Moore de pedir prestada la pluma de Oscar Wilde y otros escritores para incluir ciertos desvíos en su argumento. A todo lo dicho hay que sumar referencias al panoramo político previo a la Segunda Guerra Mundial, un retrato vigente de la mojigatería sexual del mundo contemporaneo, un gusto sublime por la re-escritura y por el mestizaje de estilos (tanto gráficos como narrativos)... Pero entonces, ¿dónde está el porno?

Ahora que ya habéis pagado el peaje cultural, disponéos a disfrutar. Porque lo de Lost Girls no tiene desperdicio. El punto de partida no podría ser más interesante: en el Hotel Himmelgarten se encuentran tres mujeres. De hecho, se "encuentran" repetidamente. Y a cada encuentro exploran con más profundidad las posibilidades sexuales de sus cuerpos... y de sus psiques. Cada una va explicando su historia pasada, esa historia que les ha hecho ser quienes son. La sorpresa viene de la mano de la re-escritura de algunos de los cuentos con los que hemos crecido todos:
  • Alice Fairchild. Lesbiana cincuentona que adiestra a sus dos discípulas mientras les explica toda una historia marcada poderosamente por la sombra de una Reina de Corazones mucho más perversa (y guarrindonga) que la de la peli de la Disney.
  • Wendy Darling. Ama de casa conservadora que aprende a liberarse al ritmo de su propia voz mientras describe una infancia en la que un tal Peter y sus Niños Perdidos volaban durante sus múltiples orgasmos y luchaban contra un pajillero pedófilo con una mano enferma en forma de garfio.
  • Dorothy Gale. Norteamericana jovencita y algo desvergonzada que creció en una granja de hombres sin corazón, sin inteligencia y sin valentía. Se los cepilló a todos antes de ser expulsada tras beneficiarse al Mago de Oz (¿quién será? Tendréis que leer el cómic para saberlo).

Después de lo dicho, ¿no os morís de ganas de revisitar estos cuentos de vuestra infancia para re-leerlos en clave pornográfica? A lo largo de los tres tomos de Lost Girls sorprende la pericia y la maestría con la que Alan Moore re-escribe un material tan conocido consiguiendo que todo tenga sentido y coherencia. Las historias contadas por estas Niñas Perdidas parten de las mismas alegorías que en los cuentos originales... Pero, por suerte para todos, las alegorías funcionan a un nivel más adulto y verosímil. Por si todo esto no fuera suficiente, el argumento muchas veces corre en paralelo a las lecturas de unas peculiares Biblias muy populares en el Hotel: es en estas Biblias donde aparecen los cuentos (falsificados) y las pinturas (mimetizadas) de Wilde, Schiele y muchos otros autores. Esta narrativa en doble tiempo frustra a la vez que amplifica la excitación pornográfica del relato. Al fin y al cabo, todo depende de si buscas pornografía pura y dura... O de si, como ha sido mi caso, el peaje cultural no hace otra cosa que provocarte una excitación mucho mayor. ¿He oído por ahí que alguien se lleva las manos a la boca y exclama "vaya pervertido"? Pues sí. Y a mucha honra.

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