martes, 3 de marzo de 2009

cine. It's written (2): El curioso caso de Benjamin Button


Habrá quien advirtiera ayer que el título del post sobre Slumdog Millionaire se enmarcaba en un intrigante It's written (1). Esto no venía a significar que mi reseña del film se dividiría en dos partes, sino que me reservaba el (2) para otra película que vi unos días después y en la la máxima It's written volvía a planear omnipresente por encima de cada fotograma. Se trata de El curioso caso de Benjamin Button. Pero, en este caso (curioso), el It's written acaba aflorando a los labios del espectador (o, al menos, a mis labios) de forma peyorativa.

Y es que, desde las primeras escenas, cuando la base de la trama se establece en forma de viaje al pasado en forma de diario en tercera persona, la pluma de Eric Roth ocupa el primer plano de la pantalla. Aquí hay que preguntarse dos cosas: ¿quién es Eric Roth? Y, sobre todo, ¿por qué sale su nombre ante de que hablemos de David Fincher? La cuestión es que Mr. Roth ha visto su nombre ligado a guiones tan ilustres como el de Forrest Gump, Ali o Munich. Por si eso no os lo deja suficientemente claro, añadiremos aquí la relación Eric Roth = "ese guionista que te asegura un pastizal en taquilla y que además da la impresión de estar haciendo cine de autor". Pero, ojo, "dar la impresión" no es lo mismo que "hacer". Así que, siguiendo con el "dos más dos son cuatro" básico del mundo hollywoodiense, hay que tener en cuenta que ese mismo mundo hollywoodiense también está en crisis: la mayor parte de filiales "indies" de las majors (las que tiraron adelante proyectos como Zodiac, por ejemplo) se han ido al garete. Y es sabido por todos que las majors tendrán muchas virtudes... pero el riesgo no se cuenta entre ellos. ¿Adivináis por dónde voy? Pues sí: hay muchos rumores por ahí de que El curioso caso de Benjamin Button es más una película de Eric Roth que de David Fincher. Y aquí no sólo suena el río, sino que lleva agua a raudales.

Y es una pena, porque en el plot básico subyace un potencial a punto de estallar que no llega a prender ni en forma de bengala. No hablemos de fuegos artificiales mayores, claro. La trama acaba cayendo en clichés faltos de inspiración e imaginación, incluso ñoños, incurriendo continuamente lugares comunes del peor cine clásico (¿la historia de amor rusa? ¿los planos finales de personajes que han conseguido sus objetivos? ¿el capitán de barco "artista"?): el It's written se formula en forma de golpes de guión que Roth ni se esfuerza en disimular y, mucho menos, excusar elegantemente (como sí es el caso de Boyle en Slumdog Millionaire). Pudiera parecer que la narración deja todo el peso sobre unos actores con oficio, sí, pero incapaces de reanimar los cadáveres de unos personajes que, en más de una ocasión, parecen mirar directamente a la cámara y preguntar: "Mr. Roth, ¿usted sabe lo que es la psicología de personajes?". Y es que, después de una duración a todas luces excesivas (y que, además, se permite el lujo de incluir varios rellenos prescindibles), acabas por descubrir que, muy bien, las andanzas de Benjamin Button son interesantes, divertidas e incluso emotivas (a un nivel muy primigenio y sin ningún tipo de sofisticación), pero que no tienes ni pajolera idea de lo que pasa por la cabeza del personaje cuando Brad Pitt mira a Cate Blanchett con ojos de cordero degollado. ¿No debería ser mucho más ambiguo y atormentado alguien que crece a la inversa? ¿No debería sorprenderse el resto del mundo, aunque fuera un poquito, de las peculiaridades de Button? ¡Ah! Los efectos especiales muy bien, sí. Pero es que unos efectos impresionantes no valen los seis euros que yo pagué en taquilla.

(Por cierto... Releo lo escrito y me parece increíble no haberle dedicado ni una linea al trabajo de David Fincher. Que conste que soy muy fan de este director. Pero es que, si he de ser sincero, no lo vi por ningún lado en esta película. Así que, ¿qué podría decir?)

No hay comentarios: